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Vladimir González, II Formando Pastores al Estilo de Jesús, Diócesis de Puntarenas.

Uno de los textos iluminadores de la JMJ es del evangelio de Lucas que nos dice: “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39) que es el inicio por decirlo así del relato conocido de la Visitacion, María después del anuncio del ángel y al conocer la noticia de que su prima esta en cinta inmediatamente parte sin demora (se pone en camino) esto nos deja claro la gran disponibilidad de María para servir con alegría.

Por otra parte, el Papa escribe en la Exhortación Apostólica Christus Vivit: “¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a todos. El Evangelio no es para algunos sino para todos” (CV 177). Esto también es un recordatorio constante que se nos hace para salir y llevar el mensaje de aquel con Él que nos hemos encontrado, es la invitación de la Iglesia para salir de la comodidad y esto no es un llamado para la juventud, es una invitación extendida a laicos, consagradas, consagrados, sacerdotes y todo el pueblo de Dios para llevar con su vida el evangelio de Cristo.

El Papa hacia un recuento en su primer mensaje de los últimos acontecimientos que nos preparaban, desde la JMJ de Panamá que fue: «He aquí la sierva del Señor: hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Después de ese acontecimiento, retomamos el camino hacia un nuevo destino Lisboa 2023, dejando que haga eco en nuestros corazones la apremiante invitación de Dios a levantarnos. En 2020 meditamos la palabra de Jesús: «¡Joven, a ti te digo, levántate!» (Lc 7,14). El año pasado nos inspiramos en la figura del apóstol san Pablo, a quien el Señor Resucitado le dijo: «¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto» (cf. Hch 26,16). En el tramo que aún nos queda antes de llegar a Lisboa, caminaremos junto a la Virgen de Nazaret que, inmediatamente después de la anunciación, «se levantó y partió sin demora» (Lc 1,39) para ir a ayudar a su prima Isabel. El verbo común a los tres temas es levantarse, una expresión que es bueno recordar adquiere también el significado de “resurgir”, “despertar a la vida”.

Con motivo de lo anterior mencionado por el Papa, quisiera citar también la Exhortación Apostólica Christus Vivit que nos dice: Un joven no puede estar desanimado, lo suyo es soñar cosas grandes, buscar horizontes amplios, atreverse a más, querer comerse el mundo, ser capaz de aceptar propuestas desafiantes y desear aportar lo mejor de sí para construir algo mejor. Por eso insisto a los jóvenes que no se dejen robar la esperanza” (CV 15). Los jóvenes son capaces de mucho, pero como decía san Juan Bosco, <<No hay jóvenes malos, sino jóvenes que no saben que pueden ser buenos y alguien tiene que decírselos>>, que certeza mas grande, somos invitados a seguir animando los jóvenes a no darse por vencidos, a no dejarse llevar por ideas que solo presentan parcialmente la verdad, sino por el contrario a vivir en plenitud, a ser testigos creíbles de la verdad y sobre todo amar con misericordia como lo hizo y lo hace Jesús.

Por esto jóvenes, no renuncien a lo mejor de su juventud, no observen la vida desde un balcón. No confundan la felicidad con un diván ni vivan toda su vida detrás de una pantalla… ¡Vivan! ¡Entréguense a lo mejor de la vida! ¡Abran la puerta de la jaula y salgan a volar! Por favor, no se jubilen antes de tiempo. (CV143). CRISTO VIVE Y LOS QUIERE VIVOS.

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