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Francisco Lopez Hidalgo
Seminarista de I formando discípulos misioneros de Cristo.

Qué gran misterio es la vocación, aquel llamado amoroso que Dios hace a cada uno, del que se puede o no estar consciente, y aún más increíble la respuesta que se le puede dar a ese llamado en total libertad. Cómo Dios tiene planeado todo acontecimiento en nuestra vida, experiencias que poco a poco van construyendo quienes somos, porque “todo pasa por algo”, todo es obra de Dios en el caminar. Y lo puedo ver hoy con más claridad en mi propia vida, viendo hacia atrás y dándome cuenta que nunca he estado solo. 

Soy oriundo de la Parroquia San Rafael Arcángel de Escazú y tengo 21 años. Soy el menor de 4 hermanos y formo parte de una gran familia que Dios me ha regalado, la cual desde pequeño fue mi cuna vocacional, en donde se me inculcaron los valores cristianos y a frecuentar los sacramentos.  

Recuerdo muy bien el día en que por primera vez toqué una campanilla a la hora de la consagración. Yo tenía entre 4 o 5 años, y asistí con mi madre a la Santa Eucaristía, en la casa de un sacerdote retirado, el Padre Ricardo que en paz descanse. Sin saberlo ese día sería el inicio del gran proyecto de Dios que me mantendría muy cerca de él en la misa, durante toda mi vida.  

Conforme fui creciendo, me involucré más en mi Parroquia, específicamente en los monaguillos, que luego terminaría siendo el coordinador, en la Junta Pastoral y en la Pastoral de Comunicación. Presté el servicio durante 12 años, y fueron tiempos que me dejaron muchos recuerdos alegres. 

Son estos recuerdos, estas experiencias, el encuentro con Jesús Sacramentado que mantiene viva la vocación. Hubo una vez que nos invitaron a la convivencia de monaguillos que se realizaba en el Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles, en Paso Ancho, y asistimos. Esa fue la primera vez que conocí el Seminario, yo tenía alrededor de 10 años, y conmigo asistió mi madre. Desde la entrada aquel chiquillo quedó impactado con absolutamente todo, ¡no lo podía creer, estaba en la casa donde formaban sacerdotes! Y sin saberlo, estábamos mirando la habitación que muchos años después iba a ser mía. Este mismo día tuve un encuentro con Jesús Sacramentado durante la Hora Santa impartida por el Pbro. Sergio Valverde, en la que sientes (a pesar de estar lejos y haber cientos de personas) que Jesús está junto a ti, te habla, te abraza, te conforta y te escoge, y tú lo escoges a él. 

Continué mi vida como cualquier muchacho, con mis estudios en primaria, luego en secundaria, la cual cursé en CEDES Don Bosco, casa salesiana en donde estuve 6 años, y me instruyó tanto académica como espiritualmente. Me gradué con el Bachillerato y el Técnico Medio en Diseño Gráfico, lo que posteriormente me daría trabajo hasta entrar al Seminario. 

Fue durante este tiempo laborando que nuevamente me llamó como nunca antes lo había sentido. Estaba yo en el templo de mi Parroquia, arreglado unos rótulos, con mil pensamientos en mi cabeza, ya que para ese entonces estaba realizando los Encuentros Vocacionales. En esa etapa en la que estás indeciso, si verdaderamente esto será para mí, me estaré equivocando… Cuando de repente viene a mi cabeza el versículo de Juan 21, 15, en donde Cristo confirma el amor de Pedro, pero esta vez lo decía con mi nombre: “Francisco, ¿Me amas?”, y bastó esa palabra, que la sentí en lo más profundo de mi corazón, una palabra viva y eficaz, que me dio la valentía y las fuerzas de continuar a hacer su voluntad. 

Actualmente estoy a las puertas de iniciar la etapa discipular en el Seminario, continúo en mi proceso de discernimiento, que constantemente hay que hacerlo, para hacer si voluntad, y confiado en que nunca me abandonará, adonde sea que me envíe, estaré feliz.  

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