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Yenier Salazar Hidalgo, II Formando Discípulos Misioneros de Cristo, Diócesis de San Isidro

La misión es acción del Espíritu Santo. Este hace al cristiano testigo del Misterio Salvífico. Dios, el Eterno Llamante, invita al hombre a la misión, a servirle en donación por el anuncio de su Reino. Con el bautismo nace la misión de anunciar con parresía el Evangelio; decir todo con valentía, franqueza y sin miedo; todo por la alegría de vivir en el Amor. 

Misión es anunciar a cada hombre y mujer, el gran amor de Dios, manifestado en Jesucristo muerto y resucitado, es decir, anunciar el Evangelio. Es ser enviado por Cristo a todas las naciones para hacer discípulos suyos a todos[1]. Gozar del Amor de Dios es algo que el corazón discipular no puede guardar, porque ha experimentado la Vida, la alegría, y el verdadero sentido de la vida.

¿De dónde nace la invitación a la misión? El Maestro invita a la misión. La Sagrada Escritura, Palabra del Señor, orienta el camino a seguir. Ésta ilumina, muestra e impulsa al cristiano a la misión. El Evangelio de Juan exhorta: Jesús repitió: –La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes (Jn 20, 21). Hay un carácter de ser enviados a hacer “algo”. Ese “algo” es misionar tal y como Jesús lo hizo, precisamente porque indica que “así como el Padre me ha enviado”. La misión invita a realizarse con el mismo amor de Jesús por todos. Debe haber una entrega total y radical.

Se actúa y se vive como Cristo, eso hace un discípulo. La misión se realiza con el testimonio discipular, siendo “testigos de la Resurrección”. Un estilo de vida que anuncia a Cristo mismo. Pablo en la carta a los Corintios dice: mientras que nosotros anunciamos un Cristo crucificado… Cristo que es fuerza y sabiduría de Dios (cf. 1Cor 1, 23-24). Pablo deja claro que se anuncia la Verdad. Por eso, en la misión no se debe sustituir a Jesús en el anuncio por propios intereses o ideas impregnadas de un mundo que rechaza la Verdad.

La Sagrada Escritura indica incluso que el mundo es el objetivo de la Misión. En el Evangelio de Marcos se expresa: Y les dijo: –vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad (cf. Mc 16, 15). Un mundo que necesita de la Buena Nueva. El misionero anuncia la esperanza de que Cristo mismo lleva al hombre a la Vida Eterna.

La Sagrada Escritura es motor ardiente que impulsa a la misión. -Ordena y orienta la acción evangelizadora, hacia el bien de que todas las personas conozcan, experimenten y vivan el Amor verdadero. Un Amor que sobrepasa todo y abunda en todo. Alegría profunda dada por el eterno querer de Dios.


[1]  Catecismo de la Iglesia Católica, 767.

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