Vladimir González Peña, II Formando Pastores al Estilo de Jesús, Diócesis de Puntarenas.
Cada día podemos encontrarnos con pequeños detalles que iluminan nuestra vida, un ejemplo de esto lo encontramos con un ejemplo presentado por Jesús, que nos muestra que la fe, “Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su jardín. Creció y se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se refugiaron en sus ramas” (Lc 13,19) y esto es una certeza interesante porque, si es una de las semillas más pequeñas que sorpresa nos da al crecer, pues bueno así son los detalles con los que convivimos al ser los más pequeños, una flor, el amanecer, un abrazo, una sonrisa, un atardecer o simplemente un gesto o una palabra amable, podrían cambiar todo a nuestro alrededor.
Al que me parece también importante unir a esto dicho es algo que nos recordaba el papa en la Audiencia general del 19 de octubre de 2022, donde nos decía que “Acostumbrarse a releer la propia vida educa la mirada, la afina, consiente notar los pequeños milagros que el buen Dios realiza por nosotros cada día. Cuando nos damos cuenta, notamos otras direcciones posibles que refuerzan el gusto interior, la paz y la creatividad” creo que este detalle que resalta el papa nos puede traer una experiencia de crecimiento en nuestra sensibilidad en medio de una sociedad que no se preocupa verdaderamente por el otro.
Animarnos adentrarnos en el misterio de Dios requiere también aumentar nuestra capacidad para observar, que es más que ver, cuando observamos podemos notar que es la acción de examinar atentamente una persona u objeto. Para poder observar algo debemos ver el objeto que requiere nuestra atención. La diferencia radica en que en este caso se presta atención cuidadosamente sobre el objeto o persona. La diferencia entre ver y observar está basada en la intención, uno ve por el sentido de la vista, pero observa cuando presta atención a lo que está mirando. Ahora en este punto fundante, nos nace la pregunta ¿nosotros todos los días vemos simplemente u observamos?, esto nos debería llevar a hacer un alto y repensar lo que estamos haciendo día con día, capaz y nos estamos perdiendo la maravilla de la creación y con más atención nos estamos perdiendo al creador.
Resalto ahora que El Papa Francisco nos invita a experimentar la alegría de trabajar con otros y por los otros para que construyan un mundo más justo y fraterno. Significa vivir las labores de cada día en el espíritu de las Bienaventuranzas: este es el “camino de la verdadera felicidad” que Jesús indicó. Es “una novedad revolucionaria, un modelo de felicidad opuesto” al “pensamiento dominante” (Mensaje de la JMJ 2014). Un vivo ejemplo de esto es lo que vivía san Francisco de Asís, capaz de conmoverse de gratitud ante un pedazo de pan duro, o de alabar feliz a Dios solo por la brisa que acariciaba su rostro.
Para finalizar me viene también a la mente un canto que se llama “Que detalle Señor” Qué detalle, Señor, has tenido conmigo, cuando me llamaste, cuando me elegiste, cuando me dijiste que tú eras mi amigo. Qué detalle, Señor, has tenido conmigo. Tú me hablaste de un Reino, de un tesoro escondido, de un mensaje fraterno que encendió mi ilusión. Que no se nos olvide que la iniciativa la tiene Dios con nosotros, pero somos nosotros los que necesitamos aprender a observar