Vladimir González, II Formando Pastores al Estilo de Jesús, Diócesis de Puntarenas.
La Cuaresma nos dirá el Papa Francisco, es el tiempo favorable para reavivar nuestras relaciones con Dios y con los demás; para abrirnos en el silencio a la oración y a salir del baluarte de nuestro yo cerrado; para romper las cadenas del individualismo y del aislamiento y redescubrir, a través del encuentro y la escucha, quién es el que camina a nuestro lado cada día, y volver a aprender a amarlo como hermano. (Papa Francisco)
En este caminar se nos hará visible la necesidad de abrir de una manera especial el corazón, y pedirle a Dios que nos ayude a lograrlo, tomemos como propia la petición que hacemos con el salmo 50 “¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme”.
Pero es muy importante que podamos reencontrar un sentido para este camino, la invitación se nos presentado, pero se requiere de una respuesta de cada uno de nosotros, podría surgir la pregunta en este punto de ¿cómo lograrlo? Es aquí donde entran muchas acciones que se nos incita a realizar como lo son: la oración, las practicas penitenciales, la caridad, pero estas no acaban aquí se traducen en acciones concretas como por ejemplo las obras de misericordia, vivir el camino del desierto visto como un lugar privilegiado para aprender a caminar junto a los hermanos, a ser verdaderamente libres, para revisar mi vida, y discernir.
Estos elementos anteriores nos darán pie entonces para vivir plenamente lo que el evangelio de San Mateo nos dice; “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.” La certeza del seguimiento nos llevara a comprender lo que nos pide el Señor a través de evangelista, como dice San Vicente de Paul encontrar a Cristo en los pobres.
La llamada entonces que nos hace el Señor en este tiempo, por nuestro nombre. Hay que contestar, aquí estoy. Quiere decir que estoy decidido a que no pase este tiempo de Cuaresma como pasa el agua sobre las piedras, sin dejar rastro. Me dejaré empapar, transformar; me convertiré, me dirigiré de nuevo al Señor, queriéndole como Él desea ser querido.
Por eso el papa Francisco nos recordara que la caridad de Dios rompe cualquier cerrazón mortal marcada por la indiferencia, nos ofrece a la iglesia con sus enseñanzas y sobre todo con su testimonio, pero con insistencia nos recuerda que solo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado, el cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como ÈL, siervo de Dios y de los hombres. No perdamos el camino en esta cuaresma, que no pase como una semana más, sino por el contario aprovechemos para cambiar el corazón.