Cristopher Quirós Ramírez
Seminarista de III Formando Discípulos Misioneros de Cristo
“Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y concluir su obra” (cf. Jn 4, 34). Es el versículo con el cual, por mucho tiempo he fijado mis pensamientos entorno a la oración y San José ha sido un gran ejemplo de vida para mí, porque su verdadero alimento, fue hacer la voluntad del Padre. Perfectamente él pudo haber cerrado su corazón y no escuchar, no atender a la voz de Dios que le invitaba a una misión concreta.
En diferentes momentos de la vida, me resulta muy difícil; el simple hecho de escuchar porque como ser humano, deseo imponer mis criterios o mi forma de pensar. Sin la obediencia es muy difícil escuchar, porque cuando se vive encerrado en sí mismo, no se procesa lo que el otro quiere transmitir.
La figura del glorioso San José me enseña precisamente sobre la apertura a la escucha, porque es ahí donde ha encontrado la obediencia en la libertad. Decidió obedecer a Dios antes que a los hombres. “Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María como esposa” (cf. Mt 1, 24). Precisamente ese versículo es un reflejo de la decisión de José: ¡obedecer a Dios! garantizando así, optar por una decisión libre, entendiendo en el sueño la voluntad del Padre.
Pienso en el deseo de que mis decisiones se realicen siempre en la libertad de hijo de Dios, a ejemplo del patriarca San José quien decide libremente en el amor y en el deseo de poner en práctica aquello que asumió: tomando a María como esposa… Es decir, el Carpintero, fue consciente de esa obediencia, porque no se limitó a decir sí, sin saber cuánto esfuerzo significaba aquello.
Obedecer incluso es esperar, como José esperó el mensaje del ángel, pero también en otras ocasiones es buscar y tomar las iniciativas de las soluciones a tantas situaciones en la vida. José y María siempre buscaron al niño perdido y no se detuvieron a discutir sobre quién tenía la culpa de haberlo perdido (cf. Lc2, 43-46). Pensemos en un instante en nuestra historia de vida, nuestra realidad, aquello que nos aqueja especialmente sobre la obediencia, en la cual tanto nos cuesta… Orar para encontrar la paz y el camino.
San José, el carpintero, el patriarca y gran protector, me inspira a seguir caminando como discípulo de Jesús en la obediencia a Dios, tal cual soy; porque Cristo en aquella vida de Nazareth y bajo la guía de José, aprendió a hacer la voluntad del Padre, y dicha voluntad se transformó en su alimento diario.