Seminarista Keiner Leitón Quesada
I Formando Pastores Al Estilo de Jesús
“Os daré pastores según mi corazón”, es la promesa del Padre plasmada por el profeta Jeremías, que sigue siendo actual y operante en la Iglesia, y que suscita la oración y la petición confiada para que nunca falten estos pastores santos. Esta semana del Buen Pastor es una ocasión especial para pedir al Dueño de la Mies que envié operarios a su viña, es decir, que muchos se descubran llamados por Dios, y puedan responder generosamente.
Con respecto a la vocación, Miguel Ángel Buonarroti dice que “Todo bloque de piedra tiene en su interior una estatua y la tarea del escultor es descubrirla”. Traigo a colación dicha frase, dado que me parece hermoso pensar que la vocación es justamente eso: ser alcanzados por la mirada de Dios. Es así como podemos afirmar, como lo hace el Papa en el Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de este año, que la vocación es para todos, porque Dios nos mira a todos, y así también nos llama a todos.
En mi caso, el acoger dicha mirada que está sobre mí desde el inicio de mi existencia, y más especialmente desde que inicié mi proceso formativo en el Seminario, ha marcado y cambiado mi vida porque es una mirada que lo transforma todo. Esta experiencia definitivamente ha sido un tiempo privilegiado en donde me he dejado seducir y modelar por el artista por excelencia que es Jesucristo, dejando así que configure mi corazón y lo haga semejante al suyo, para poder ser una obra buena y bella que de frutos, y en abundancia.
Como parte de este proceso, el Señor me ha mirado con misericordia, y el pasado sábado 07 de mayo, en el contexto del IV Domingo de Pascua, conocido como el Domingo del Buen Pastor, fui admitido junto con otros cuatro compañeros como candidatos a las Órdenes Sagradas, rito sencillo pero cargado de valor, con el cual, luego de un tiempo prudente de formación, manifestamos públicamente nuestro deseo de ofrecernos a Dios y a la Iglesia, para ejercer el Orden Sagrado. Por su parte, la Iglesia al aceptar esta entrega, elige y llama a los candidatos, para que se preparen a recibir el Orden sagrado.
Al llegar a este momento tan especial para mí, pero sobre todo para la Iglesia, he descubierto como Dios a lo largo de los distintos momentos y acontecimientos de mi vida me ha llamado, y en ellos he visto la voluntad del Señor, con lo cual me he sentido profundamente amado, Esto me ha movido y motivado a darle con mucha alegría este “Si” de forma pública delante de la Iglesia, y comprometerme así a configurarme con Cristo, Siervo, Pastor, Cabeza y Esposo, y afirmar una vez más que “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre y llevar a cabo su obra” (Jn. 4,34).
Con estos sentimientos elevo a Dios mi plegaria para que pueda ser un verdadero discípulo suyo que manifieste la alegría de la vocación y de ser amado hasta el extremo por el Señor en medio de mi historia particular, que definitivamente es una verdadera historia de salvación. Que María Santísima, fiel servidora y discípula de la Palabra, siga siendo modelo y protectora para todas las vocaciones, y que aquellos que discernimos una opción por la vida sacerdotal, podamos asemejarnos cada día más al Buen Pastor que nos ha llamado a seguirle.